jueves, 10 de marzo de 2011

Una página del libro "Juegos de ingenio" de John Katzenbach

-¡Hostia puta!
Martin atronó el aire con una retahíla de obscenidades. Se puso de pié, con el sabor de la tierra arenosa en la voca. Una punzada le traspasó el tobillo; se lo había torcido y empezaba a inflamarse debido a la caída. Tenía el pantalón desgarrado y notó que la sangre le resbalaba por la pierna desde una desolladura larga y ardorosa en la rodilla. Hizo caso omiso del dolor y continuó la marcha. Sin molestarse siquiera en sacudirse el polvo, salió disparado hacia delante, intentando no perder ni un segundo mas.
-¡Maldita sea! -exclamó con brusquedad mientras metía las llaves en el contacto.
-¿Qué prisa tiene, inspector? -preguntó una voz susurrante justo detrás de su oreja derecha.
Robert Martin profirió un grito, casi un alarido, no una palabra, sino un sonido ininteligible que expresaba un miedo súbito y absoluto. El cuerpo se le tensó, como una amarra que sujeta un barco a un muelle cuando el viento y un oleaje repentino empujan el casco. No veía las facciones de la persona que había a su espalda, pero, aun presa de el pánico que lo asaltó en ese momento, supo de quién se trataba, de modo que dejó caer las llaves del coche con la intención de cojer su automáctica.
Su mano se encontraba a medio camino de la funda cuando la voz de el hombre sonó de nuevo.
-Toque esa arma y será hombre muerto.
Su tono frío y despreocupado hizo que la mano de el inspector se quedase paralizada en el aire, delante de el. Entonces reparó en la navaja que tenía contra el cuello.
El hombre habló de nuevo, como para responder a una pregunta que no se había formulado.
-Es una cuchilla de afeitar de las de antes con un mango autentico de marfil tallado, inspector, que compré hace no mucho en una tienda de antigüedades, aunque dudo que el anticuario tubiera la menor idea de el uso que yo pensaba hacer de ella. Es un arma excepcional, ¿sabe? Pequeña, cómoda de empuñar. Y afilada. Ah, muy afilada. Le seccionaría la yugular con un simple movimiento de la muñeca. Dicen que es una forma desagradable de morir. Es el tipo de arma que ofrece posibilidades interesantes. Y posee cierta sofisticacíon que ha sobrevivido al paso de los siglos. Algo que no ha podido mejorarse en décadas. No tiene nada de moderno, salvo el tajo que le abrirá a usted la garganta. Así pues debe preguntarse: <<¿Así es como quiero morir, ahora mismo, justo en este instante, habiendo llegado tan lejos en mi investigación, sin despejar ninguna de mis incógnitas?>> -El hombre hizo una pausa-. ¿Y bien? ¿Es así, inspector?
De pronto Robert Martin tenía los labios secos y fruncidos.
-No -respondió con voz entrecortada.
-Bien -dijo el hombre- y ahora no se mueva mientras le quito el arma.
John Katzenbach
"Juegos de ingenio"

1 comentario:

  1. Publico pequeños trozos de libros para que la gente pueda leerlos y si le gusta comprarse el libro :)

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